La Mujer en la sociedad Porfiriana.
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La sociedad Porfiriana tenía una imagen muy clara acerca de la forma en que debía comportarse la mujer y las funciones que debía de desempeñar. Se pretendía que todas las mujeres se ajustaran al mismo modelo de conducta.Este modelo o estereotipo femenino se dibuja nítidamente en los escritos de época.En los típicos sermones dominicales de los clérigos, en los discursos oficiales, en las publicidades dirigidas a las mujeres e incluso en las leyes que regulaban la vida social. El ideal de mujer era el de la esposa-madre abocada al cuidado de los hijos y el esposo. Para retener a una mujer en el hogar se enalteció su papel en la familia. La madre era presentada como guardiana de la moral familiar,consejera del esposo y responsable de inculcar en los hijos principios morales e incluso los valores patrios. Los escritores de estos años redundan en este principio, basta un fragmento de algún texto para ilustrar esta idea: El teatro exclusivo en el que la mujer debe de cumplir su misión es el hogar domestico, en cuyo recinto debe habitar constantemente, como sacerdotisa que prepara los altos fines sociales confinados a su ministerio.
La educación de la mujer responde a este modelo. No se pensaba en educar a la mujer para que un futuro desempeñara un trabajo fuera del hogar y mucho menos para que siguiera una formación profesional. Se educaba a la mujer para que fuera buena esposa-madre ,es decir, para que cumpliera eficazmente su función en la familia y por lo tanto en la sociedad. El programa de una prestigiado colegio, a cargo de una congregación religiosa, no deja dudas acerca de ésta cuestión:No hay mejor que la mujer buena y nada peor que la mujer mala.cuanto conviene instruir y educar bien a la mujer para librar al individuo,a la familia y a la sociedad de los grandes daños y perjuicios que causa la mujer mala.
Las instituciones a cargo del Estado no conferían otra finalidad a la educación femenina. Los programas oficiales,dirigidos a las escuelas femeninas, quitaba tiempo a los cursos teóricos para introducir clases donde se adiestran a las niñas a <
La desigualdad era abiertamente reconocida y se justificaba en aras de la armonía familiar.Consideraciones como las siguientes son comunes en las publicaciones de la época:
La familiares de dos miembros;luego uno es el amo y éste forzosamente tiene que ser el marido.La naturaleza le ha dado la fuerza.Las costumbres en todos los tiempos y países le dan la autoridad. Si con todo y la sumisión actual de la mujer al marido existen tantos antagonismos y desavenencias en el matrimonio,¿qué sería si ambos cónyuges tuvieran la misma potestad en todos los asuntos domésticos y de la familia?
Se recomiendo a la mujer que se sometiera al marido.La obediencia y la resignación eran atributos que debían acompañar a la madre de familia:
-Nunca importunes a tu marido preguntandole de dónde viene,ni a donde va, ni por qué sale,ni por qué entra, si no quieres exponerte a que el día menos pensado te confiese su desamor y deslealtad. Que tus labios estén siempre sellados a las recriminaciones y reproches, y abiertos a súplica y ruego. ¿Te riñe tu esposo? Sufre y calla. ¿Te es infiel?Llora.¿Te abandona y desprecia? llora mucho más.No olvides que los hombres subyugan con la fuerza, las mujeres conquistan con el ruego y las lagrimas.
El único espacio permitido a la mujer era el ámbito privado, es decir, el hogar. El mundo de lo público estaba reservado al hombre, que se consideraba como como el encargado de trabajar para mantener a la familia. Las mujeres debían salir a la calle lo menos posible y siempre acompañadas.No estaba bien visto que una mujer trabajara fuera del hogar o participara en la vida política del país.El magisterio es la única actividad que estaba contaba con la plena aceptación social, pues se consideraba como una extensión de la labor educativa conferida a las madres.Las mujeres que se dedicaban a otras actividades estaban sujetas no sólo a la crítica sino también a diversas restricciones legales. La participación de la mujer en el mundo político o profesional era vista como aberrante y antinatural, como un hecho que que se contraponía a su capacidad de realizarse como esposa o madre.Al contemplar a una mujer pidiendo un asiento en el Congreso o la suprema magistratura de una nación, involuntariamente se le escapaba al hombre moral,sensato y pensador estas palabras:"esa mujer es demasiado pública para ser la madre de mis hijos".
A pesar de la presencia del estereotipo, en la vida real muchas mujeres se apartaban del modelo.Lo hacían las mujeres que se veían obligadas a trabajar para sostener a su familia.También lo hicieron las primeras feministas, mujeres que exigieron su derecho a participar en la vida política, a la igualdad civil y a la oportunidad de desempeñar una profesión. Sin embargo conforme aumentaban el número de mujeres que se desviaban del "deber ser"mas vehementemente se defendía la imagen tradicional. Se multiplicaron los escritos que reafirmaban el modelo de la mujer, se criticaron a aquellas que se habían emanciapado. Al concluir el porfiriato el estereotipo seguía rigiendo y formando parte de las aspiraciones de la mayoría de las mujeres.
Bibliografía: Speckman Elisa. La Mujer en la sociedad Porfiriana. Revista Celular.Num.80,Mayo 1997.
Interesante aportación. Aunque de nuevo recurren al copy-page. Faltó esfuerzo de análisis y síntesis de la información recopilada.
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